Un gato que regularmente vomite bolas de pelo o se niegue a comer, puede que esté sufriendo de estrés causado por cambios en su entorno, según sugieren los resultados de una nueva investigación.
En unos experimentos recientes llevados a cabo por expertos de la Universidad Estatal de Ohio, tanto gatos sanos como gatos enfermos, al verse sometidos a cambios drásticos en su rutina, rechazaban la comida, vomitaban con frecuencia y hacían sus necesidades fuera de su caja higiénica (la caja o bandeja con arena o serrín en la que ciertos animales domésticos se habitúan a orinar y defecar cuando están en un espacio interior).
Los investigadores documentaron conductas de esa clase en los gatos sanos y en los aquejados de cistitis intersticial felina, una enfermedad crónica caracterizada por incomodidad o dolor recurrente en la vejiga y, a menudo, una necesidad urgente y frecuente de orinar.
Cuando los gatos experimentaban lo que se clasificaba como "eventos inusuales externos", por ejemplo un cambio significativo en los horarios de alimentación o de otros cuidados domésticos, los gatos sanos tuvieron las mismas probabilidades que los enfermos de exhibir falta de apetito y los otros rasgos anómalos de conducta antes descritos. Ambos grupos experimentaron el mismo número de conductas anormales de esa clase en respuesta a situaciones inusuales, y ambos grupos tenían un riesgo tres veces mayor de actuar de ese modo anómalo cuando sus rutinas eran alteradas de manera significativa.
Otras investigaciones anteriores ya indicaron que, en los gatos, un diagnóstico de cistitis intersticial está muy asociado a otros problemas de salud. El hecho de que los gatos sanos puedan presentar algunos de esos mismos problemas ante el estrés, implica que los veterinarios deberían considerar, a la hora de intentar diagnosticar la causa de los síntomas mostrados por el animal, cuáles son las condiciones del ambiente en que vive, tal como subraya Tony Buffington, profesor de Ciencias Clínicas Veterinarias de la citada universidad y coautor del estudio.
Otras investigaciones anteriores ya indicaron que, en los gatos, un diagnóstico de cistitis intersticial está muy asociado a otros problemas de salud. El hecho de que los gatos sanos puedan presentar algunos de esos mismos problemas ante el estrés, implica que los veterinarios deberían considerar, a la hora de intentar diagnosticar la causa de los síntomas mostrados por el animal, cuáles son las condiciones del ambiente en que vive, tal como subraya Tony Buffington, profesor de Ciencias Clínicas Veterinarias de la citada universidad y coautor del estudio.
Tomado de: http://www.amazings.com/
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