Se ha descubierto en la Mina del Cerrejón, ubicada en el norte de Colombia, una especie extinta de cocodrilo, cuyos individuos adultos medían 6 metros de largo.
La especie, Acherontisuchus guajiraensis, es la segunda de un cocodriloforme antiguo hallada en este lugar.
Esta bestia fósil de 60 millones de años de antigüedad es un pariente evolutivo de los cocodrilos modernos. Las aguas donde se daba chapuzones eran dulces. Se trata del primer animal terrestre conocido de la época paleocena americana tropical especializado en comer peces, lo que significa que compitió por esta clase de comida contra la serpiente más grande conocida del mundo.
Esta colosal serpiente, la Titanoboa cerrejonensis, pesaba más de una tonelada, y medía hasta 13 metros desde el hocico hasta la punta de la cola. Con su grosor máximo, la serpiente, tendida en el suelo, habría llegado aproximadamente a la cintura de un humano adulto en pie. La colosal bestia, digna de la mitología, perteneció a una clase de serpientes constrictoras no venenosas que incluye a las anacondas y a las boas.
Aunque el cocodrilo Acherontisuchus guajiraensis era un depredador que se alimentaba básicamente de las mismas clases de animales que la Titanoboa, compitiendo por tanto contra ella, difícilmente habría podido evitar sucumbir en un combate cuerpo a cuerpo contra esa descomunal serpiente y ser incluso devorado por ella, tal como estima el equipo de Alex Hastings, del Museo de Historia Natural de Florida en el campus de la Universidad de Florida. En dicho equipo, Jonathan Bloch del mismo museo, y Carlos Jaramillo del Instituto Smithsoniano de Investigación Tropical, han trabajado en la dirección de los trabajos de excavación.
Los ecosistemas tropicales de América del Sur eran bastante diferentes hace 60 millones de años. El terreno era principalmente una selva, como hoy, pero aún más cálida que en la actualidad, y los reptiles poseían tamaños mucho más grandes. Como resultado, entre otras cosas, la zona estuvo poblada por bestias como la Titanoboa, la mayor serpiente que ha existido.
La especie, Acherontisuchus guajiraensis, es la segunda de un cocodriloforme antiguo hallada en este lugar.
Esta bestia fósil de 60 millones de años de antigüedad es un pariente evolutivo de los cocodrilos modernos. Las aguas donde se daba chapuzones eran dulces. Se trata del primer animal terrestre conocido de la época paleocena americana tropical especializado en comer peces, lo que significa que compitió por esta clase de comida contra la serpiente más grande conocida del mundo.
Esta colosal serpiente, la Titanoboa cerrejonensis, pesaba más de una tonelada, y medía hasta 13 metros desde el hocico hasta la punta de la cola. Con su grosor máximo, la serpiente, tendida en el suelo, habría llegado aproximadamente a la cintura de un humano adulto en pie. La colosal bestia, digna de la mitología, perteneció a una clase de serpientes constrictoras no venenosas que incluye a las anacondas y a las boas.
Aunque el cocodrilo Acherontisuchus guajiraensis era un depredador que se alimentaba básicamente de las mismas clases de animales que la Titanoboa, compitiendo por tanto contra ella, difícilmente habría podido evitar sucumbir en un combate cuerpo a cuerpo contra esa descomunal serpiente y ser incluso devorado por ella, tal como estima el equipo de Alex Hastings, del Museo de Historia Natural de Florida en el campus de la Universidad de Florida. En dicho equipo, Jonathan Bloch del mismo museo, y Carlos Jaramillo del Instituto Smithsoniano de Investigación Tropical, han trabajado en la dirección de los trabajos de excavación.
Los ecosistemas tropicales de América del Sur eran bastante diferentes hace 60 millones de años. El terreno era principalmente una selva, como hoy, pero aún más cálida que en la actualidad, y los reptiles poseían tamaños mucho más grandes. Como resultado, entre otras cosas, la zona estuvo poblada por bestias como la Titanoboa, la mayor serpiente que ha existido.
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